jueves, 13 de septiembre de 2007

No es lo mismo un palo que una astilla

Padre e Hijo Existe una arraiga tradición que no se exactamente desde cuando ha existido, y que quizá ni siquiera exista en otras culturas del mundo, y a lo mejor sea lo que se hace porque los demás lo hacen, algo así como una moda que a veces suelo considerar como tontería.

Me refiero a la tradición del nombre del padre de la familia, que antiguamente a sido manejado como Fulano Primero, Fulano Segundo, Fulano Tercero, hasta llegar quien sabe a que número, como si adquirir un nuevo nombre sea cosa costosa o de difícil adquisición. Otras veces se le pone Jr. al final del nombre al hijo de un padre de igual nombre... sino vean el caso de George Bush Padre y George Bush Hijo (Junior), que a lo mejor le decían en sus años de escuelita: -Junior, your father is looking for you!! (Te busca tu papá 'Yunior'...)

Pero al comentarle esto a una pasajero que iba en el autobus donde me transporto cada día hacia mi trabajo, me dijo algo que en lo que yo nunca había pensando.

Yo le dije: No entiendo porque la gente es tan loca al ponerle el nombre del padre a el hijo varón que acaba de nacer, y ella me replicó que eso a veces se daba en aquellas mujeres que salían embarazadas de un padre que se negaba a reconocer a su hijo y que las mujeres para hacer notar a quien pertenecía aquel pequeño retoño, optaban por ponerle el nombre del miserable que no se quizo responsabilizar.

Me sorprendió dicha respuesta puesto que contrario a lo que yo siempre había creído, fue algo que nunca se me ocurrió pensar. Yo maneja el concepto de que por ego y más que todo por tradición Fulano le pondría Fulano a su hijo si este era varón, y extremadamente loca la idea de ponerle el nombre masculino en versión femenina si era una hembra, por ejemplo Gregoria, Ignacia, Fioquinta, etc.

No le veo la razón y se los digo con honestidad, el hecho de que tu hijo porque sea sangre de tu sangre lleve por fuerza y por una tradición de todos tu mismo nombre, y en concepto de qué?. Eso es lo que comúnmente se hace y que todos piensan como es lógico, que así se llame el padre. Eso es ser parte del montón, hacer esto porque todos lo hacen.

Cada niño que nace es un ser humano distinto, cuando crezca tendrá distintos gustos, y claro está, más de alguna maña heredada casi por genética del padre o la madre, pero no pensará igual que tu, no hablará igual que tú, tampoco será perfecto o peor que tú, será una persona individual, que aprenderá a querer según como le hayan querido, aprenderá a respetarte y a amarte según el amor y la comprensión que le tengas, y no por eso deberá llevar tu nombre.

Cuando nació mi hijo decidí que no llevaría mi nombre, sino su nombre único y especial, comprendí que sería mi hijo porque yo lo había engendrado y que lo amaría independientemente de que no llevase mi nombre, porque es mi hijo, y espero de él que el día de mañana aprenda a ser un hombre humilde pero no tonto, que sepa respetar y que aprenda a amar, y que si en él está ponerle mi nombre a sus futuros hijos, sea porque sienta que su hijo merece llevar mi nombre será decisión de él, pero en lo personal no soy partidario de seguir esa tradición repetitiva.

SaculapioAunque siempre habrá aquel que llamándose Saculapio, le pondrá Saculapio Manuel a su primer hijo, luego Saculapio Miguel a su segundo, Saculapio Osmín a su tercero hasta donde "la tradición" le alcance a dar Saculapiadas. (y si tiene una hija se llamará... Saculapia).-y quien sabe si ordene que sus nietos se llamen Saculapios y amenace con deseheredar al irreverente Saculapio que no lo haga-

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